Relato. Lo que queda.

 Lo que queda.

¿Nunca te preguntaste que dejamos atrás? Pero cosas físicas, me refiero a esas frases, gestos, chistes, filosofía o colores. Lo que dejamos sin darnos cuenta, lo que olvidamos sobre la mesa de té de un amigo que nunca más volvimos a ver. 

A veces, me acuerdo vagamente de alguna persona, ya sea en una anécdota que necesito contar y termino hablando de alguien como si aun fuéramos algo o simplemente en una palabra que digo que no es mía. A veces en el trabajo escucho palabras como "impecable" o "magnifico" y sin darme cuenta se me pegan, no puedo dejar de decirlas, se convierten en parte de mi vida y de las personas a mi alrededor.

Creo que nuestra personalidad se basa en las experiencias y personas que vamos obteniendo a lo largo de nuestra existencia, en momentos cruciales que se convierten en hitos y de ahi en más, maduramos, nos curtimos hacia una persona distinta. No mejor, pero si diferente. 

Hay días que tomo té y me acuerdo de una amiga, que no es nada mío hoy en día, con la que cataba té en hebras. Con el tiempo vas desarrollando un paladar y criterio para mezclar hierbas y hojas, tiempo de infusión y temperatura. Desde que dejamos de vernos no tomo té. Aunque me compre una tetera, es un habito que recupere de apoco pero sin rastros de ella, es algo mío. ¿Será porque no la extraño?

En cambio, cada hombre con los que disfrutado el tiempo, normalmente comienzan a leer. Compran libros, leen en los trabajos y posteriormente dejamos de hablar. A veces me pregunto que hacen con los libros despues de eso, desde que uno regalo el Príncipe de Maquiavelo a su nueva conquista, deje de autografiarlos. Aun así, quisiera saber si terminaron rojo y negro, si quizás leyeron ese libro sobre los médicos de Hitler o si alguna vez encontraron la saga de gatos guerreros

A mi no me gusta Harry Potter. Y mis gustos en literatura son toscos y bien definidos, así que no suelo leer libros que las personas me recomiendan, ¡A menos qué ese libro ya lo tenga en mi lista! En ese caso, los leo. Y en secreto, escribo el nombre de esa persona en la primera pagina en blanco, así cuando lo releo un par de años despues me acuerdo de esa persona. O no, porque sinceramente no sé quien es Lucia ni porque me recomendó un libro como Institutriz real... pero aqui estamos. 

Un día un chico me volvió a hablar, habíamos peleado pero el volvió a disculparse. Lo acepte, pesé a que estaba segura que no era su culpa, pero no recordaba el conflicto en primer lugar, y me conto algo muy lindo sobre mi. Me dijo que cuando tomaba café se acordaba de mi, que cuando intento leer una novela pensó en "Seguramente vos si podrías leerla, y la entenderías. ¡Y la amarías!", yo le habia dejado un pedacito mío en sus libros y en el café. Volvimos a pelear cuando el pedía demasiado cariño sin compromiso y yo solo queria leer. Otra vez.

Pero tengo una amiga, ella es de Jujuy. No temo mencionarla, pero un día le comente algo que descubrí tomando café. "Si le pones azúcar, el café sabe dulce, sin embargo al ponerle edulcorante, el café sabrá menos amargo." Por que sí, así hablo en la vida real. Paso un año para que ella me repitiera esa frase y me dijo que le cambie por completo la forma de disfrutar el café. Ella no lo sabe, pero tambien cambio mi manera de disfrutar su compañía, por un momento sentí que no importaba que habláramos, ella me escucharía. 

Creo que en el don del oyente, existe la capacidad de las personas de dejar pequeños pedazos de nuestro corazon en los otros. Sigo con una breve ilusión de que todos esos chicos que alguna vez se interesaron por mi, puedan disfrutar de las pequeñas cosas que deje, porque yo si atesoro las cosas que ellos me dejaron; que todas las personas en mi vida dejaron. 

Por eso sé que tengo una amiga que ama el amarillo porque en su nombre dice "amar y ya", tengo otra que siempre se pone nerviosa, tuve un amigo que su animal espiritual era un perro asiático, uno que ama bailar, tengo otro que ama ser cada vez mejor, tuve una amiga que amaba las mariposas porque ellas serán su madre que la venia a visitar, una que siempre decía zorrita a todas las chicas que conocía... y sin darme cuenta, todos dejaron algo de ellos en mi. Yo sé que dejo huellas en la gente, pero no sé si son malas o buenas. 

A veces, las amistades son ese libro que alguien te regalo y lo autografió en la ultima hoja. Y vos, tardaste tanto tiempo en terminarlo que cuando lo viste, ya no estaba en tu vida. 

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