Mírala, no la toques. Relato.
Mírala, no la toques.
Siente como el tiempo se escurre de entre tus manos, como si fuera una finísima arena, no importa los movimientos erráticos que instintivamente hagas para evitar el paso del tiempo, porque sigues mirándola y ella está detenida en el mismo lapso temporal. Pero al mismo tiempo sabes que se separan sus caminos y ya no estará ahi para vos. Estiras tu mano y no la alcanzas, estiras tu cuerpo, te contorsionas en un espasmódica ultima voluntad para llegar a ella, nuevamente no puedes.
Porque no puedes tocarla, no puedes acariciarla, el volver a tus brazos no es algo que funcione otra vez, sus caminos se alejan tan lentamente que no llegaste a siquiera intentar unirlos y ahora es muy tarde, ella esta lejos mirándote, pero tan cerca a su vez porque aun la puedes divisar en su esplendor completo. Su cuerpo aun tiene forma, pero sabes que dejaras de verla, se hace diminuta, tan pequeña que si pudieras tenerla entre tus manos ni siquiera sentirías el peso de su vitalidad, porque tampoco la tiene.
Las lagrimas en tus ojos te hacen ver borroso y tus latidos aplastan a tus pulmones dentro del pecho, no podes respirar, el cuerpo te tiembla, no sabes donde estan tus piernas y solo sentís el nudo en el estomago que te parte hasta la garganta y sentís como te ahorca en un apretado giro de lo que pensaste que eran buenas decisiones. No sabes si son las consecuencias de tus actos, o el resultado de ignorar por tanto tiempo algo tan temible, una verdad inequívoca que te rehusaste a pensar en ella. No la enfrentaste, no te preparaste, ahora no sabes donde estan tus herramientas o como detenerla.
No podes detenerla, entre todas las cosas que no podes hacer ahora, que ya es tan tarde para todos. Para ella, te enfrentas con la realidad que huiste pero aceptaste en este contrato tan vago que hiciste sin su consentimiento. La vida finaliza, lo sabias, siempre estuvo la muerte vagando cerca de ella y recordándote al menos una vez al año que no eres invencible y ella no es inmortal. Pero, ¿Cómo podría culparte? Si siempre saliste ganando, si siempre pudiste pagar su vida, siempre pudiste enfrentar y salir victorioso en todos los duelos que tuviste con ella. Por ella. Hasta ahora.
La vez irse tan despacio, y te atormenta el corazón no poder sujetarla mas fuerte, sentís como te estorba el mundo, como desearías y evalúas fríamente intercambiar cualquier cosa por estar con ella un par de años mas. Pero algo ocurre, y vas bajando la apuesta, no esperas mas años, solo un día, quizás un solo segundo más. Aunque sea una respiración y te rendís.
Solo quieres que sepa que la amabas. Y si pudieras volver a vivir con ella, desearías reconocerla y darle mas de lo que pudiste darle esta vez. Ni siquiera lloras en esta despedida, porque no te lo podes creer, los siguientes días serán un recordatorio de lo que alguna vez fue su sonido, sus pisadas, su vida junto a la tuya y como eventualmente tu realidad paso a ser otra.
Y no pudiste tener otra mascota, porque sentís que aun le debes transitar un luto para recomponer y volver a amar a otra como la amaste a ella. Aun más, porque nadie merece ser amado con un corazon roto.
Dedicado a "Todas las criaturas vivas que les entregamos nuestro corazón y aun así, no fue suficiente para tenerlas a nuestro lado."
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