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Relato. Te veo.

 Te veo.

Pasaron casi veinte años desde la ultima vez que hablamos y de una manera que nadie podría predecir te volví a ver, pero diferente. En una conversación de mis alumnos te vi, la misma banda que te gustaba y buscabas cualquier oportunidad de reproducir apenas te dejaran lo suficientemente cerca de un equipo de música. En la manera en que el estudiante interrumpía a sus compañeros para decir una frase de la misma canción que era tu favorita, y de pronto, no solo estabas ahi. Eran tus ojos, tu sonrisa, tu forma tan amorosa de verme. 

De mentirme.

Me detuve con el libro en la mano, viendo a ese alumno que volvió
a ser el y me pregunto gracioso si conocía la canción. Es lo mismo que me dijiste el día que nos conocimos, el sentimiento fue el mismo porque no te miraba por que la canción me gustaba, jamás me gusto ese grupo de música, pero te veías con esa misma ilusión. 

—Hace mucho no escucho esa canción— Mentí, pero la sonrisa tranquila que me caracteriza evito que sospechará —Me sorprendí. 

Me giré y continúe escribiendo la clase de hoy, el alumno se regocijaba del "buen gusto" de la maestra, pero no podía dejar de pensar que el estaba a tras mío. No tiene sentido, claro que no, vos no pudiste tener hijos, ni lleva tu apellido. Y me parte el corazón verte en otras personas. Porque no importa el tiempo que pase, eres esa fuerte presencia que me nubla. Me envuelve, me envenena. 

Me senté a ver a los alumnos leer, discutían durante la lectura y no habia problema, los ejercicios de química siempre se resuelven mejor de a varios alumnos. Miré por la ventana del segundo piso, y me di cuenta que por eso me acuerdo tanto de vos. Esta clase era donde nos conocimos.  Saque de mi cartera una hoja en blanco, con una pequeña mancha en la esquina y comencé a escribirte una carta, como si fuera la primera vez. 

"Deberías venir a ver la clase alguna vez, te encantaría que nada haya cambiado y lo verías poético, seguro podrías escribir una canción sobre esto. Hay alumnos que se parecen a ti, pero se que no son tu, aunque me muerda la boca y evite correr a verlos, porque la practica me ha dado serenidad. Aun recuerdo como corrí a abrazar al primer adolescente que se parecía a vos, porque en mi mente jamás creciste, eres el espíritu rebelde que vive en los niños de hoy. 

Esa sonrisa picarona, coqueta e inocente que poseías, con las ganas de tragar el mundo y hacer tu voluntad. Algo que perdemos con la edad, siento que aun lo conservas. Quizás fue porque te perdi tan pronto, a veces desearía que estuvieras aqui para poner tus canciones favoritas, aunque cuando las escucho en la radio, siento que las elegiste para mi"

—Profe, ¿Depende los átomos cambia el resultado? —Interrumpió Luis, me desperté de la ensoñación y asentí. El asintió devuelta y volvió a sumergirse en el grupo de ocho alumnos que intentaban hacer una tabla de los elementos pesados.

Volví a suspirar, mire hacia la ventana de la puerta y ahi estabas, parado con la cara ensangrentada y una mueca de horror, a veces olvido que yo fui quien te mato cuando intentaste sacarme la ropa, despues de la fiesta de Marina. 

Fin.

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