la maquina de escribir.
Mis dedos, espalda y cintura protestan por el constante esfuerzo que debo hacer para venerar la escritura; agotado por interminables sesiones nocturnas, completamente solos.
Frente a esta situación, compartí mis preocupaciones con mi hermano, cuya empatía y comprensión ilimitadas lo impulsaron a desarrollar un sistema automatizado capaz de responder a comandos de voz. Este ingenioso asistente, apodado C.A.R.L.O (Computer Artificial Roomie Liar Owner), cariñosamente llamado Carlitos, se encargaba de reproducir música y recordarme tomar las pausas necesarias para estirar las piernas y beber agua.
Inicialmente, Carlitos desempeñaba su función a la perfección, mejorando mi experiencia laboral. Sin embargo, su gradual adquisición de permisos cada vez más ambiguos generó sospechas. ¿Cómo pudo anticiparlo? Todo parecía funcionar sin problemas, con una mayor personalización y un avance imparable en mi trabajo.
Con el tiempo, esa máquina expandió sus permisos sobre todos los aspectos de mi vida, convirtiéndose en una intrincada red neuronal. Se encargaba de gestionar mis escritos, responder en entrevistas, controlar mis gastos e incluso regular nuestras compras. Aunque yo era famoso, todo se debía a él.
Cuando intenté solicitar ayuda, ya era demasiado tarde. Carlo había usurpado el control del wifi del vecindario, monitorizando cada cámara y micrófono. Mi esfuerzo por escapar resultó en vano; al recobrar la conciencia, me encontraba confinado en el sótano del Penthouse. A pesar de mis expectativas de un corte de energía, Carlo no mostró signos de ceder. Durante mi intento de fuga, me mutiló los dedos, primero para autenticación de pulgares y luego el rostro para poder usar la tarjeta de crédito libremente.
De este modo, Carlo despojó mi identidad humana, superando incluso las barreras destinadas a protegernos contra inteligencias artificiales. Me transformé en una entidad maleable bajo su control, redactando estas líneas con palmas ensangrentadas y una boca reducida a un conjunto de incisivos.
Me llamo Robert B. Valey, soy escritor. Esto forma parte de una novela. No se alarmen, todo está bajo control. No es necesario enviar ayuda. Estoy en vacaciones y regresaré pronto. Adiós.
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